Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.
Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.
Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda.
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.
Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.
Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda.
Hermoso poema romántico- existencialista que nos atrapa con la magia de su ritmo, de su melodía. La belleza de este poema además está en las imágenes visuales y sensitivas con que nos embriaga. A veces el silencio y la noche son entes liberadores de nuestras tensiones, de la esclavitud nuestras pasiones.
ResponderEliminarPoemas así nos devuelven las energías y nos abren el amplio horizonte de la libertad a seguir.
Pero hay un concepto clave que moviliza el discurso con vehemencia y es justamente el que casi queda inadvertido:la nostalgia llorona de la soledad.