martes, 3 de mayo de 2011

Ida Gramcko

Poeta, dramaturga y periodista venezolana. El 2 de mayo se cumplieron 17 años de su partida, y este 3 de mayo la recordamos como una de las voces que influyó tanto en la literatura como en los albores de la prensa venezolana.


Recordar la vida de Ida Gramcko es recorrer junto a su vida la intrahistoria de Venezuela. Vivió los últimos momentos del gomecismo, la caída del primer intento democrático con el derrocamiento de Romulo Gallegos, el largo silencio de la dictadura de Pérez Jiménez y el desarrollo de la democracia desde Betancourt hasta el segundo gobierno de Rafael Caldera.
La poeta —pues su vocación se perfiló desde la infancia, cuando pedía papelitos a su madre porque sentía algo en la cabeza que debía volcar en un papel—también tuvo una prolífica carrera como periodista.
Desde muy joven obtuvo reconocimiento por su poesía, ya con 16 años, el poeta Andrés Eloy Blanco —asombrado por su dominio del lenguaje— le dedicó un poema: “Lamento y gozo del destino lírico”, como anunciando lo que sería su carrera.
Fue la segunda hija de Enrique Gramcko Brandt y Elena Cortina Gramcko, nació un 11 de octubre de 1924 en Puerto Cabello. Sue hermana Elsa Gramcko ya tenía tres años.
Su infancia transcurrió en esa ciudad de casas destruidas por el salitre, por el tiempo, y regida por un Castillo que fue, en su infancia, una cárcel gomecista.
Ida Gramcko era una niña distraída y sobreprotegida por sus padres. Elizabeth Schön, quien sería su vecina en Puerto Cabello y luego en Caracas, declaró que la primera vez que la vio, llevaba las manos detrás del torso, muy recatadamente pero como queriendo volar, así lo recoge Gisela Kizer en la biografía "Ida Gramcko".
Y es que la futura poeta venezolana desde muy temprana edad dio vuelo a su imaginación, un vuelo que a los 13 años ya le permitía publicar sus primeros poetas en periódicos regionales como El Unare de Zaraza y El Carabobeño de Valencia.
En 1939, los Gramcko se mudaron a Caracas. Pasaron por varias casa hasta que se establecieron en El Paseo Los Rosales.
Ida Gramcko escribió más de 15 poemarios, pero también escribió teatro, relato, ensayos y durante 50 años escribió para el diario El Nacional, donde hizo carrera como periodista  de la mano del que sería su esposo durante 40 años, el periodista español José Domínguez Benavides, “Bena”, como se conocía en el gremio, que trabajó en Últimas Noticias y ayudó al lanzamiento de El Nacional, publicación que sería su casa durante muchos años.
Del periodismo —vale recordarlo este 3 de mayo que celebramos el Día de la Libertad de Prensa— Ida Gramcko adquirió la precisión del detalle y la limpieza en la escritura. Su reseñas de arte y literatura todavía son recordadas como joyas del periodismo cultural venezolano. Siendo muy joven entrevistó a personajes como Rufino Blanco Bombona y Antonia Palacios.

EL PRIMER POEMARIO

En 1942 publica su primer poemario Umbral y dos años después Cámara de cristal (1944). En 1947 viaja e México junto a su esposo “Bena”, para asistir al velorio de su cuñado.
En las noches aztecas esciribó La Vara Mágica (1948) y algunos poemas del libro más reconocido Poemas (1952), que le confirieron el reconocimiento absoluto de los poetas de su tiempo.
En 1948, fue a Moscú, enviada por el presidente Rómulo Gallegos, como embajadora en aquel país. En esos fríos parajes desarrolló una enfermedad que cambiaría para siempre su metabolismo: la delgada y pequeña muchachita, adquirió un cuerpo que nunca más volvió a ser el de antes.
Durante su estadía en Moscú cuestionó el comunismo. No se sentía cómoda viendo los contrastes tan desiguales que había entre los proletarios. En ese mismo país debió enterarse del derrocamiento de Gallegos por parte de Marcos Pérez Jiménez.
Pero el matrimonio decidió no volver a Venezuela, no aún. En 1950 arribaría nuevamente a Venezuela, pero el matrimonio se había transformado: Bena, quien fuera un jefe de información muy reputado, empezó a vivir para que su esposa desarrollara su vena poética.
En 1953, su poemario Poemas optó por el Premio Nacional de Literatura, pero el momento de los premios aún no había llegado. 
Durante esos años escribió mucho teatro, alguna de sus obras como María Lionza obtuvo muy buena acogida, pero el resto de sus obras no encontró ni director ni público: muy poéticas unas, muy filosóficas otras. Sin embargo, la gran Juana Sujo sí llegó a montar algunas escenas de sus piezas en su academia.

LA COMUNIDAD LITERARIA

En estos tiempos la tertulia literaria ya era un hábito para periodistas, escritores, artistas. Pero Ida Gramcko, en esos momentos, no sería asidua a los bares de los balleneros.
Más bien, junto a su hermana Elsa y su esposo el fotógrafo Carlos Puche, se reunía con Elizabeth Schön, Antonio Palacios, Alfredo Silva Estrada, Sonia Sanoja y Roberto Guevara.
Las peñas se dan en casa de Antonia, de Elizabeth o de Elsa. Sin embargo: “los encapillados” se fueron disgregando. Muchos emigraron a Paris, y siguieron sus reflexiones por cartas.

EL QUIEBRE PSÍQUICO

Todo perfil de Ida quedaría huérfano si no nos refirieramos a la crisis que se desató en 1959. Gramcko empezó a ir a terapia y tuvo varios doctores.
De ese momento crítico, en el que siempre estuvo acompañada por Bena, surgió un poemario Poemas de una Psicótica (1964).
Posteriormente, su hermana Elsa también sufriría un quiebre psíquico. Sólo después se conocería que era un padecimiento que venía del ramo paterno, pues también Gramcko Brandt sufriría al final de sus días de una terrible despresión.
En 1961, Ida obtuvo el Premio "José Rafael Pocaterra" en Poesía, y al año siguiente el Premio Municipal de Poesía.
La crisis había pasado y sus versos lo anunciaban: “I cuando todo pasa…” dijo, y así inició un nuevo capítulo en su vida. 

LA AUTODIDACTA VA A LA CENTRAL

Gracias a una beca que le otorgó Rómulo Betancourt pudo continuar su tratamiento, y comenzó la libre escolaridad. Con 38 años hizo la primaria, el bachillerato y a los cuarenta entró a la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela.

Así comenzó otra faceta de su vida.
En 1968, obtuvo su licenciatura en Filosofía y comenzó a dictar algunos cursos en su propia escuela, y también en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas, entre otros institutos.
Continuó escribiendo poesía, pero también estuvo ligada al periodismo, escribiendo para varias revistas y para la prensa venezolana sus columnas sobre arte y literatura.
En 1974, gracias a Rafael Cadenas comenzó a dictar clases en la Escuela de Letras de la UCV, pero allí no hizo carrera, daba sus cursos y se  retiraba. La enfermedad continuó haciendo sombra sobre su vida, y tuvo que pedir un año libre.
En 1977 recibió el reconocimiento que años atrás había sido negado: el Premio Nacional de Literatura.

Por esos años, ya Ida había salido de "La Capilla" y empezó a frecuentar los cafés de Sabana Grande acompañada por algunos amigo como Oswaldo Trejo, Silva Estrada, William Niño, Sonia Sanoja, Nelson Hippolyte, y también algunos alumnos de la escuela de Letras  que pasaron a sus afectos. 

LOS ADIOSES

En los años ochenta se iniciaron los duelos. En 1985 murió su único compañero de vida: Benavides, de un infarto. Su vida continuaría entre las clases de Letras y el Taller de Poesía que dictaba en el Celarg.
Pero en 1994 recibiría el golpe mortal: el 3 de marzo su hermana Elsa Gramcko murió de un infarto. La misma noche del entierro Ida sufrió un accidente cerebro-vascular isquémico y diabetes descompensada. Pasaría largos meses hospitalizada, y el 2 de mayo falleció.

Tomado textualmente de: http://www.talcualdigital.com/Protagonistas/Viewer.aspx?id=52008

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