miércoles, 25 de agosto de 2010

El humor en la poesía


Señor alcaide y guardián:
siempre fue la gratitud
la más excelsa virtud
que los mortales tendrán:

Darle gracias, pues, me toca
y las doy con efusión;
pues si el favor fue en la boca
me llegó hasta el corazón.

Otro tiempo en este "hotel"
me dejé la dentadura,
y no me dejé la piel
porque la tengo muy dura.

Y aunque el compensar no abunda,
usted resarce; es sencillo:
lo que perdí en La Rotunda
lo encuentro en el Manzanillo.

Mas yo vengo tan errado
hace diez años y pico
que quizás me perjudico
con los dientes que he logrado:

pues dirán, lógicamente:
"Si el Jobo antaño mordía
teniendo monda la encía
¡cómo morderá al presente!"

Pero la intención fue buena
y tenga certeza plena,
mi custodio y coronel:
cada vez que dé un mordisco,
lo recordará Francisco Pimentel.

 
Conocido como "Job Pim" y "El Jobo", ambos seudónimos usados por el poeta, humorista y dramaturgo venezolano, Francisco Pimentel. Nació en Caracas un 1 de septiembre de 1889 y falleció un 12 de agosto de 1942. Apresado por el dictador Juan Vicente Gómez, agradeció con este poema al coronel Jorge García -quien ejercía en sus funciones como Alcaide de La Rotunda- por permitirle que un detista que estaba de paso le hiciera una prótesis dental.

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