tag:blogger.com,1999:blog-8186146487065825195.post7851791928717705850..comments2019-08-31T20:16:38.918-04:00Comments on LECTORES EN LA RED: El árbol de Juan Carlos OnettiYomarli Bustamantehttp://www.blogger.com/profile/03841502876329270804noreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-8186146487065825195.post-34489823448794240462012-05-05T08:54:04.753-04:302012-05-05T08:54:04.753-04:30COMENTARIO LITERARIO
En el cuento “EL ÁRBOL”...COMENTARIO LITERARIO <br /> En el cuento “EL ÁRBOL” de Juan Carlos Onetti, encontramos la presencia reiterada de la violencia, la muerte, la insolencia, la amenaza inteligente, la falsa seguridad tal como ocurre en sus novelas EL ASTILLERO y JUNTACADÁVERES, donde los personajes están desesperanzados, angustiosos, nostálgicos, inocentes, puros ;respirando soledad. Onetti es un maestro en el uso de las descripciones sencillas, poéticas y en la tensión dramática que viven y nos hacen vivir sus personajes en cada uno de sus historias. La poética narrativa de Onetti, radica justamente en presentarnos paradójicamente la felicidad y el horror, las ilusiones y los desencuentros reales que presenta la convivencia humana y que él lo recrea con maestría en la ficción. El árbol es un cuento que se inicia en un ambiente feliz, donde una angelical joven con evidentes motivaciones musicales llega a la casa jardín de los Fide en el momento en que se está produciendo un asalto. A partir de este momento lo trágico va encontrado terreno fértil, logrando alcanzar el cuento alta tensión dramática. <br /> El interrogatorio a la sirvienta es insolente, agresivo. Los malhechores obligan a la muchacha y al niño a alejarse del escenario, pues ellos no forman parte de sus objetivos. El niño estaba pasmado, allá arriba, en las ramas más altas de un árbol en el jardín. La muchacha se puso a jugar a la pelota con el niño, tratando de ignorar las circunstancias. A tatos se oía a la sirvienta de los Fide, a veces gritaba, otras lloraba. Las voces gruesas de los hombres se entreveraban, se alzaban y se alejaban. El niño continuaba ignorante y riendo, ella sonreía, mirándolo, mostrándole la cara, jugando a la pelota, tratando de convencerse de que nada horroroso estaba pasando, sintiéndose ausente del lugar, sin amenazas, sin encierro ni interrogatorio, ni tortura. Miraba la pared húmeda que rodeaba el jardín, pensaba en la posibilidad de saltar, la de huir del sueño, de quebrar la pesadilla. No había en el mundo otra cosa que el jardín escuálido, el vaivén de la pelota, la alegría del niño a cuyos padres estaban matando en otro lugar. Era necesario seguir jugando con el niño puro y sencillo, un ser tan indefenso, tan cerca de la casa y el horror; en ese instante tal vez el niño era lo único que subsistía de los padres. Escenario en la que la muchacha se sintió llamada a asumir la paternidad mientras durara la indeseable pesadilla que asombrosamente es frecuente en la suciedad del mundo.JC Linareshttps://www.blogger.com/profile/08650334804338801218noreply@blogger.com